Todos los fuegos el fuego
De julio Cortázar
Cuan claras y breves han sido las historias narradas por julio Cortázar en Todos Fuegos El Fuego; cuya moderada distancia del autor, ha permitido reflexionar respecto al desenlace que a cada una de ellas ofrecía, con actitud de conformidad o inconformidad.
Valiéndose de elementos convincentes ubicados en situaciones triviales, Cortázar ha exaltado dimensiones humanas que, a mi entender, no son para nada precarias. Así por ejemplo, la angustia, la muerte, la pasión, los deseos lujuriosos, los ánimos enervados y las constantes hipótesis que los personajes parían, fueron una constante que se entretejían.
La Autopista Del Sur, se narra a partir del embotellamiento vehicular en las afueras de París, donde un Ingeniero, un par de campesinos, una muchacha, un soldado y otros más, tuvieron que soportar, durante varios días, las penurias que con cada uno sobrevenía. “Los ojos estaban tan ciegos como la sombra misma” p. 29
De cuando en cuando avanzaba la columna de autos; los deseos lujuriosos no se tenían que esconder, incluso la muerte sobre las calles de asfalto, se dejó ver. Finalmente, los encuentros rutinarios y los mínimos rituales, se disiparon gracias a la dispersión de la columna vehicular, donde ya nadie miraba nada más que hacia adelante.
En Reunión, el escepticismo y la desconfianza desatan la lucha por la tierra, la libertad y la verdad. Los escenarios estaban cobijados por el fango y las ramas selváticas, y una serie de ataques sincronizados que despertaban en los personajes un desconsuelo poco motivante.
Después de varias jornadas de hambre, de frio, de fiebre y de ver correr sangre, la expedición alcanza su cumbre en el reencuentro con Lucas, líder y comandante, “músico de hombres” tal cual fuese el mismo Mozart , pero sin instrumentos, pues solo contaba con metrallas y cartuchos.
Al final, triunfantes, en medio de sombras y figuras de hojas traspasados por los destellos de la noche. En tanto a mí, la emoción generó una alegría de ideología.
Por su parte, en el cuento Todos los fuegos el fuego, la tensión penetraba las flameantes situaciones narradas, y los diálogos tediosos dejaban inmiscuir el eco de la muchedumbre.
Metafóricamente, las situaciones me transportaban hasta los estadios de Troya, donde la ovación, el enfrentamiento a muerte de dos caballeros, los aullidos entusiastas de la plebe, y la excitación en la espera del fin, se condensaban para recrear un solo escenario.
Así pues, la comedia piadosa en La salud de los enfermos; el enfrentamiento de miradas calladas por dos almas jóvenes, en La señorita Cora; el hombre que se abandonó en un acto de reconciliación consigo mismo en una isla … y demás cuentos faltos por nombrar , son sólo una entradilla que invita a degustar las aventuras y pintorescas palabras de Julio Cortázar, donde el lector se puede redescubrir como un partícipe que mora en las palabras narradas.
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