jueves, 5 de agosto de 2010

JAIME SABINES

Poeta y ensayista mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, 1926, y fallecido en Ciudad de México, 1999.

Publicó «Horal», sus primeros poemas a la edad de
veintitrés años. En 1967 el libro titulado «Yuria», sobre el desencanto de las tendencias izquierdistas luego de ser jurado en Cuba.

En 1985 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes.

Por su libro «Pieces of Shadow» («Fragmentos de sombra»), antología de su poesía traducida al inglés y editada en
edición bilingüe, obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura en 1996.

Algunas de sus obras son:

· La señal, 1951.

· Adán y Eva, 1952.

· Tarumba, 1956; obra que le otorgo en 1959 el premio “Chapas”, en su ciudad natal.

· Diario semanario y poemas en prosa, 1961.

· Maltiempo, 1972. Ese mismo año fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.

A partir de 1976, inició su actuación política, siendo diputado federal por Chiapas (1976-1979), y

por el Distrito Federal (1988) en el Congreso.

En 1982 obtuvo el premio Elías Sourasky y en 1983 el Premio Nacional de las Letras.

En sus obras trata temas profundos como el amor, la soledad y la muerte, impregnados por sus propios sentimientos, que se rebelan ante la realidad de una sociedad cambiante y en decadencia. Su mensaje es profundo, apasionado y realista, reflejando crudamente y en lenguaje sencillo, las oposiciones más trascendentes de la vida cotidiana.

Codiciada, prohibida....

Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.

Opinión:

Este es un poema merecedor del erotismo del lenguaje de Sabina, digno de su jugarreta “medio” inocente y abstracta, anteponiendo a la mujer con su maravilloso y orgulloso dejo mexicano; basado en la simplicidad del placer, brindando un primer plano de dos de sus principales temáticas EL AMOR POR LA VIDA Y POR LA MUJER.

Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

Opinión:

Esencialmente este es uno de sus poemas más famosos, en el que compila la totalidad de los temas esenciales implementados en su poesía: el amor, la soledad… Aparecen los trenes que se despiden, los gallos en la madrugada, la angustia, el hecho de la incapacidad de permanencia y fragilidad del amor; las sábanas con alacranes, y aquella que flota como sobre un lago. Girando todos estos temas y reconcentrándolos en la soledad, hilvanando su pensar en torno a la soledad del hombre y de su amor. Aquel amor que se busca renovar a través de una mujer y de otra, de un hijo y otro, de una soledad y otra.

A continuación, un link sobre el poema de Jaime Sabines "Espero curarme de ti"

http://www.youtube.com/watch?v=YMU1RKzt9cw


Páginas de referencia cibergráficas:

http://amediavoz.com/sabines.htm

http://www.los-poetas.com/f/sabi.htm



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